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Sunday, April 20, 2014

El poder del amor



Hoy que muchos celebran la pascua me gustaría reflexionar sobre esta exposición religiosa, esta tradición que ha viajado a través de los siglos de generación en generación:

Las religiones Cristo céntricas cuentan una historia fantástica en donde el personaje llamado Jesús de Nazaret muestra un amor infinito por la humanidad. Dejó un ejemplo de amor, de tolerancia de hermandad y de aceptación aún sabiendo que el ser humano no es perfecto.

Dejó un mensaje de amor no sólo para quienes le conocieron, pero también para las futuras generaciones por venir.

Si los seres humanos pudiéramos seguir este mandamiento de amor y con él aprendiéramos que el amor trae consigo la aceptación la tolerancia,  el respeto a la diferencia y la idiosincrasia viviríamos en un mundo perfecto.

Si nos rigieramos por la ley universal del amor, no habrían matanzas, se acabarían las guerras,  no existiría el racismo, el rechazo y la discriminación. Los hombres no tratarían de pisotearse los unos a los otros... por el contrario, uno levantaría al otro porque el amor sería  el motor que nos impulsaría a construir un mundo mejor.

Si el amor fuera quien governara los pueblos, no existiría la corrupción, ni el afán de dominio absoluto. Seríamos un mundo sin fronteras y todos seríamos habitantes de una sola tierra.  

Si el amor governase al mundo, no existiría la pobreza, pues quién tuviera más daría sin reservas a quién tuviera menos. La hambruna y los excesos no existirían. 

Si el amor governase al mundo no existiría la discriminación, la violencia, la crítica destructiva, las conspiraciones, los golpes de estado, los gobiernos castrantes ni las persecuciones. Ni los exiliados ni los presos políticos existirían.

Si nos rigieramos por el amor, le sonreiríamos al vecino y no le miraríamos por encima del hombro. Protegeríamos a los débiles en vez de tomar ventaja de ellos. 

Si nos rigieramos por el amor, respetaríamos a todo ser viviente, a la naturaleza y a nosotros mismos.

Si nos rigieramos por el amor seríamos todos en uno, y el amor en todos. Seríamos más felices, tendríamos menos preocupaciones. Nuestros instintos de supervivencia serían casi extintos.

Si nos rigieramos por el amor, seríamos como niños que en su inocencia desconocen las maldades de este mundo, todos seríamos hermanos y hermanas, sin diferencias políticas, religiosas, raciales, económicas... no promoveríamos la competencia insana, los rencores, las envidias la hipocresía ni la amargura.

Si nos rigieramos por el amor, seríamos seres completos y felices, piadosos, dadivosos y de corazones puros.

Yo, mi mente y el universo...

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